Warrants, Opciones y Futuros Financieros

Estos son los llamados productos derivados porque su comportamiento se deriva de lo que hagan unas acciones, unos índices o unas mercancías. Las razones por las que prefiero hacer trading con derivados en lugar de con acciones son su bajo precio, su alto apalancamiento y la posibilidad de ganar si la Bolsa sube y ganar si la Bolsa baja. Esto es, ponerse “en corto” o ir “en largo”.

Yo opero con warrants, que son muy similares a las opciones y futuros. Si creo que la acción subyacente va a subir, compro Calls y si pienso que va a bajar entonces compro Puts. Ya sé que los warrants han tenido mala prensa, pero eso es por mero desconocimiento. Argumentan que pierden valor con el paso del tiempo, pero, señores, el warrant es un producto para el corto plazo, para hacer day trading o swing trading, pero no para mantenerlo tres meses. Mis operaciones suelen ser de 3 a 5 o 6 días. Es un mero producto de especulación.

Cada producto financiero tiene sus características, su plazo de vencimiento, su apalancamiento y todo eso hay que conocerlo antes de utilizar nuestro preciado capital. El alto apalancamiento de estos productos hace que necesites poco capital para obtener sustanciosas rentabilidades, pero también pérdidas, por lo que es imprescindible el uso de Stop Loss. Es responsabilidad únicamente nuestra que los sepamos emplear bien o no. Es como si tenemos un buen cuchillo jamonero, ¿es bueno o es malo?, depende cómo lo utilices. Si sabes manejarlo puedes preparar unas ricas lonchas de jamón, pero si no lo controlas o se lo dejas a tu hijo, se puede cortar una mano.

Ejemplos de trading sacados de mi cuaderno de operativa:
Compro un martes warrants Call sobre acciones de Repsol y vendo un jueves. Resultado: ganancia del 21% de lo invertido.
A la semana siguiente, aprovechando otra subida de la acción, vuelvo a comprar otros Call sobre Repsol, casualmente también en martes, y al jueves vendo. Resultado: ganancia del 27% de lo invertido.
Otro ejemplo, aprovechando un buen tirón de BBVA compré warrants Call y como la subida siguió bien definida los siguientes días, mantuve la operación abierta. Al décimo día vendí. Resultado: ganancia de un 46% sobre lo invertido. Haciendo una comparación , a la gente que nos gustan los coches, unos prefieren los rallies y otros la Fórmula 1. A mi me gusta la Fórmula 1.

Ni que decir tiene, lo rápido que te puedes arruinar si empiezas a cometer tonterías como compras compulsivas. Vuelvo a repetir que es imprescindible colocar el Stop Loss al % que estés dispuesto a perder, y tener la disciplina necesaria para respetarlo. Así, le dejas a la acción un margen para que se mueva, y si se gira en tu contra pasándose de ese límite, asumes que te equivocaste en la dirección del movimiento y sales de la operación con la pérdida asumible que te habías planteado previamente. En mi caso no mantengo nunca pérdidas superiores al 8-10%. Cuando salta el Stop asumes la pérdida y punto. Son las reglas del trading.

Mis comienzos como Trader

La primera vez que invertí en Bolsa yo era un joven universitario que trabajaba en un centro comercial para pagarse sus estudios. Hacía un trabajo físico durante largas horas al día, a veces bajo el sol implacable del verano. Me atraía la idea que dice que el dinero trabaje para ti y no tú para el dinero. Me encantaba la idea de que mi dinero (escaso y ganado con bastante esfuerzo) creciera por sí solo, sin mi intervención, mientras yo vivía mi vida y disfrutaba de mi tiempo. Cayó en mis manos un buen libro de Bolsa, de Fernández Hódar, aprendí tres conceptos básicos y probé suerte. Total, si pierdo algunos euros voy a ser igual de pobre, me dije.

Un viernes compré derechos sobre Mapfre y me fui de fin de semana. Al lunes siguiente ¡iba ganando 180 €! ,vendí rápidamente y tomé la ganancia. Aquello me impresionó: en un solo día había ganado lo que en una semana de trabajo, y sin hacer nada por mi parte! Han pasado los años y me río recordando aquello. La suerte del principiante. Después me pasé a los warrants, porque eran baratos y tenían un potencial de ganancia elevado.

Aunque mis comienzos no fueron malos pronto observé que no ganaba dinero. Lo que ganaba una semana lo perdía otra. Estaba tan cerca de los árboles que no veía el bosque. Con la emoción de estar todos los días a pie de pantalla, un gráfico tras otro, estaba perdiendo la perspectiva, perdía dinero poco a poco y no era consciente de ello, cayendo así en un “vicio muy caro”.

Un día me paré, dejé de operar una temporada y revisé todas mis operaciones del pasado. Así, desde la distancia, empecé a ver todos los errores de principiante que estaba cometiendo (compras compulsivas, ventas precipitadas, alargar las pérdidas, cortar las ganancias, puntos de entrada sin ningún criterio, falta de stop loss, falta de precio objetivo,... en fin). Aquella ingenuidad e inexperiencia me llevaron en dos ocasiones al borde de la quiebra.

Me planteé seriamente el dilema: dejarlo todo, como si fuera un hobby más de mi pasado, o bien, seguir adelante, aprender todo lo que pudiera, (con el esfuerzo que conlleva). Pero yo ya tenía dentro el gusanillo, no quería abandonar las sensaciones que reporta este arte de hacer trading. Me propuse manejarlo como un negocio y no como un juego de azar.

Tuve que leer libros de análisis técnico, gráficos de velas, revistas, cursillos, ondas de Elliot. Tuve que perder dinero en mis pruebas de ensayo y error. Tuve que ensayar muchos sistemas de trading, con dinero ficticio, llenando de números muchas tablas Excel. Lo bueno de esto es que cosechas lo que siembras. La moraleja: guarda un diario de todas tus operaciones, aprende de tus errores y nunca desfallezcas, porque…. La recompensa merece la pena.